En el Hato de Cruces, donde se cruzan los caminos de San Agustín a la Rioja y el camino real de Cienfuegos a Santa Clara se funda en 1853, el poblado Las Cruces. Su primer trazado comprendía una retícula conformada por 12 calles que lo recorrían interiormente de norte a sur (4 calles) y de este a oeste (8 calles) formando cuadrículas con amplias calles alrededor de la estación del ferrocarril. Posteriormente se construye el Prado, la Plaza de Armas, La Fernandina (actual Parque) tomado como centro, además la Iglesia Parroquial de la Santa Cruz considerada una de las construcciones más antiguas, quedando trazada de esta forma las primeras 27 manzanas que conformaron el poblado. En 1830 el Hato Las Cruces, pasó a formar parte del Partido Judicial de San Fernando de Camarones, pero no adquiere la condición de municipio hasta el 1ro de Enero de 1879
A partir de 1890 surge un gran movimiento comercial que convierte a Cruces en una ciudad de servicio con un fuerte desarrollo urbano, conformando el área de centro actual conjugado con la función residencial, se comienza a reflejar en la arquitectura la opulencia de las familias, con la introducción de la arquitectura ecléctica. Como pueblo, formado por intereses estratégicos de posición geográfica, y no por sus condiciones naturales para la formación de un núcleo poblacional que aumentó rápidamente, tuvo Cruces que enfrentar la carencia de agua y la imposibilidad de la construcción de un acueducto, porque tampoco tenía una fuente fluvial fuerte. Esta situación se atenuó después con la construcción de pozos de brocal y artesianos, que constituyeron las bases para que fueran introducidos los molinos de viento para la extracción del agua. La proliferación de los mismos hizo que desde fines del siglo XIX Cruces fuera conocido como el pueblo de los molinos.
Con el ferrocarril se inicia un período de desarrollo y transformaciones, pues es un punto de enlace de la Costa Norte con la Sur adquiriendo valores estratégicos y económicos. La actividad fundamental la constituyó la industria azucarera, pues contaba con nueve ingenios. El florecimiento de las vías urbanas estuvo íntimamente vinculado a la actividad ferroviaria, el que permitió un rápido ascenso del comercio. Es significativo señalar que la población crúcense de 1879 era de 3141 habitantes y de ellos alrededor de 1225 eran esclavos.
A partir de 1890 surge un gran movimiento comercial que convierte a Cruces en una ciudad de servicios con un fuerte desarrollo urbano apareciendo en el contexto instalaciones comerciales, hoteleras, gastronómicas así como algunas industrias, conformando el área de centro actual conjugado con la función residencial de la cabecera municipal.